REFLEXIONES SOBRE EL PROCESO DE CRISTO
Debe enfatizarse, por otro lado, que la profecía de Isaías, al
considerar a Cristo como Dios, debió agitarse por el Sanhedrín a efecto de no
condenado, como lo hizo, por el delito
de blasfemia. Consiguientemente, además de las
violaciones contra el Derecho Procesal Hebreo que puntualizamos en el capítulo
respectivo de este opúsculo, el mencionado tribunal cometió una gravísima
afrenta al profeta aludido, quien, en unión de los demás, era un varón
extraordinario, cuyas exhortaciones integran el Antiguo Testamento, mismo que
fue contravenido por la sentencia de muerte decretada contra Jesús de Nazareth
por un delito en que no incurrió el Hijo de Dios. Por otra parte, la aludida
sentencia también violó el Antiguo Testamento al condenar al Salvador a la
muerte en cruz. La crucifixión, ya lo hemos dicho, no era una pena establecida
por los hebreos. Esta se cumplimentaba por lapidación, hoguera, o degollación
según la ley judía vigente en la época de la Pasión de Jesús.
Del breve y somero estudio sobre el Proceso de Cristo, que se
contiene en el presente opúsculo, se patentiza la conclusión de que el Hijo de
Dios fue víctima del interés político de Pilato envuelto en el temor de caer en
desgracia ante su jefe, el emperador romano Tiberio. Sacrificó el valor Justicia
en aras de su cobardía, que lo obligó a decretar la crucifixión de Jesús, pese
a su propósito de salvarlo de la ferocidad de los judíos.
En lo personal
esta monografía jurídica sinóptica del proceso de Cristo de Ignacio Burgoa
Orihuela, es un excelente análisis jurídico del proceso que culminó en la
sentencia de la crucifixión de Cristo, abordando los aspectos políticos,
culturales y sociales, adentrándote en
el tiempo y espacio en que se suscitó la vida y muerte de Cristo en donde el régimen de administración era el Imperio,
y Judea estaba sometido al poder de Roma que ejercía su dominio a través de su
procurador.
Jesús el personaje principal de este libro y distinguido escritor
jesuita como el autor lo señala, no fue un revolucionario político ni pretendía
destruir la ley judía, sino el perfeccionamiento o complementación de ésta;
convirtiendo sus ideales en ley
universal, esto se hace evidente al leer las consideraciones señaladas por el
autor y que sin duda es innegable como llega al perfeccionamiento claro ejemplo
es el siguiente: “amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.” Y Jesús
verifica lo anterior con tal sabiduría “…
amad a nuestros enemigos; haced bien a los que os aborrecen; y rogad por
los que os persiguen y calumnian…” ; constituyendo tal ideal de perfección la causa fundamental
del proceso de Cristo ante el Sanhedrín, institución que en ese tiempo se
encargaba de aplicar la ley judía, pero que en el caso del proceso de Cristo,
el Sanhedrín incurrió en una palpable violación de los principios tales como
publicidad, diurnidad, libertad defensiva, rendición estricta de la prueba
testimonial y análisis riguroso de las declaraciones de los testigo,
prohibición para que nuevos testigos depusieran contra Cristo, entre otros; y
que a pesar de la buena defensa por parte de Nicodemus misma que no fue
suficiente para la absolución de Cristo quien a todas luces era inocente; se expone en el presente trabajo que aunque no
existió en la realidad, José Palles hace de ésta un interesante relato, la cual
es un ejemplo excelente de una buena defensa, que se encuentra plagada de
alegatos infalibles, de preguntas certeras, así también el desarrollo de la
misma y la manera en que despliega las violaciones de una forma clara
evidenciando a los jueces del Sanhedrin de su falta de conciencia, dignidad y
temor de Dios, al condenar a Cristo a la muerte en cruz sin tener competencia
para decretarla conforme al derecho hebreo, y ordenarla por un delito religioso
como era la blasfemia, mismo que no existía en el derecho romano, por lo que
acusaron a Jesús por el delito de sedición, para que Pilato homologara dicha
condena; lo anterior pareciere no estar alejado de nuestra realidad, pues en
nuestro sistema al igual que en ese tiempo el problema no eran las leyes que
regían, sino la deficiencia de las
instituciones que se encargan de aplicarlas.
Así mismo ante
Poncio Pilato, no existió el juicio político, Jesús fue víctima del interés
político y personal de Pilato, quien a pesar de no estar convencido de la
culpabilidad del acusado, y de rehusarse a la homologación de la sentencia del
Sanhedrín, recurre a diversas estrategias tales como declararse incompetente
para juzgar a Cristo, delegando la misma a Herodes, quien lo envió a Pilatos, y
que en su propósito por evitar la muerte de éste recurre a la costumbre de la
festividad de la Pascua, pero que finalmente sacrifica el valor de la justicia
por su cobardía, incurriendo en vicios que invalidaron jurídicamente la
sentencia injusta de ordenar la crucifixión de Cristo.
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